Un 22 de abril hace veinticuatro años se escribía un antes y un después en el mundo de las cofradías jerezanas.
Muchos de los que ahora nos encontramos en los medios oficiales y no oficiales (según les venga en gana a ciertos sectores para utilizarnos como les venga en gana), éramos unos auténticos niñatos inexpertos en las lindes del cofradierismo que ahora tanto impera.
Hace veinticuatro años del «Habemus Magna» que tanto parafraseamos recordando las palabras del bueno de Manolo Serrano, que ahora estará atareado escribiendo el pregón del LXXV aniversario de su (nuestra) Hermandad de la Borriquita.
Recuerdo por aquellos años, los dimes y diretes que se sucedieron en la antesala de tan magno evento, noches de «Entre Varales» en donde se debatían histórias tan rocambolescas como la participación de alguna que otra cofradía o la música, algo que al tiempo fue más que aceptado pero que fue objeto de largas charlas y tertulias, además de la sinergia del por aquel entonces Pastor Diocesano D.Rafael Bellido que en paz descanse.
La gloria de aquel Sábado Santo fue tan bendita como lo sucedido tras la lluvia que cayó en la antesala.
Todos tenemos ese recuerdo de Cristo Rey atravesando la Plaza Rafael Rivero a los sones de las cornetas alegres de la Caridad, la inmensidad en el trabajo realizado por la Hermandad de la Exaltación en casi quince manos, la llegada del una Hermandad desde el Polígono (la cofradía de mi barrio a la que por aquel entonces un servidor no pertenecía), los ojos vidriosos de la Virgen de los Remedios en el Calvario acompañado por la Agrupación Musical San Juan o la impresionante puesta en escena de la Virgen de Amor y Sacrificio que durante el recorrido oficial fue acompañada por la extinta Banda de la Fundación Alcalde Zoilo Ruiz Mateos de Rota.
El próximo mes de octubre, veinticuatro años después de un acontecimiento magno, volveremos a disfrutar de un evento que enmarcado dentro de un Año Jubilar que celebramos en la Diócesis con motivo de la Coronación Canónica de la Virgen del Carmen, tendremos una nueva oportunidad de oro de demostrar que las cofradías de nuestra ciudad somos algo mas que lo que se nos muestra un dia al año, Hermandades con mayúsculas que trabajan por el verdadero sentido de esto: Cristo y María.
Dejando los egos a un lado y centrándonos en las vivencias de Fe que regalaremos a todos los que se acerquen ante todas las advocaciones marianas. Sólo de esta forma haremos que dentro de otra treintena de años, los más jóvenes recuerden con sumo cariño la dicha de haber disfrutado de este acontecimiento histórico para la ciudad y la Diócesis.