Hermandad de Sacramental de Santiago.- La Ilustrísima, Venerable y Antigua Hermandad y Cofradía del Santísimo Sacramento, Ánimas Benditas y Nuestra Señora de la Paz, establecida canónicamente en la Iglesia Parroquial de Santiago El Real y de Refugio, consagra solemnes Cultos a las ÁNIMAS BENDITAS DEL PURGATORIO, mediante la celebración de un SOLEMNE TRIDUO a celebrar en la Iglesia de la Victoria, los días 18, 19 y 20 de noviembre, dando comienzo a las 19:30 horas con el rezo del Santo Rosario, ejercicio del Triduo, y Santa Misa, presidida por el Rvdo. Sr. D. Luis Salado de la Riva, párroco de la de San Juan Bautista de los Descalzos y Nuestra Señora de las Angustias y capellán del Hospital del S.A.S. de Jerez de la Frontera, siendo aplicado en sufragio de:
Día 18: Por el Hermano D. Manuel García Aquino y por el Hermano Mayor Honorario S.A.R. el serenísimo Sr. Infante D. Carlos de Borbón Dos Sicilias, duque de Calabria, ambos fallecidos durante este último año.
Día 19: Por todos los Hermanos fallecidos.
Día 20: Por los Bienhechores, Feligreses, y Pobres de la feligresía de Santiago fallecidos.
HORA SANTA DE CRISTO REY
Por otro lado, el domingo día 22 de noviembre, solemnidad de Cristo Rey del Universo, la Hermandad Sacramental de Santiago celebrará solemne Hora Santa Eucarística, comenzando a las 19:00 horas en la Iglesia de la Victoria con la Exposición Mayor, Estación Eucarística, Santo Rosario, Consagración al Sagrado Corazón de Jesús, Bendición y Reserva de Su Divina Majestad.
LA IMPORTANCIA DE NUESTROS CULTOS DE ÁNIMAS
Lenta y pausadamente, pero gracias a Dios, de manera incesantemente constante, son cada vez más cuantos conocen que existe en Jerez una hermandad especial y distinta por su carácter neta y puramente eucarístico, como es la popularmente conocida como ‘Hermandad Sacramental de Santiago’ -establecida actualmente en el templo de la Victoria, sede parroquial del Sagrario desde el cierre hace diez años de la señorial iglesia dedicada a la advocación del Patrón de España- que cuenta además en su título con la dicha de ser también ‘Hermandad de Ánimas Benditas’, esto es, una corporación que tiene entre sus principales obligaciones, la de aplicar obras de misericordia por todos los Fieles Difuntos.
Un hecho éste, que al igual que ocurre con la etapa de ostracismo que vive el culto al Señor Sacramentado, se encuentra en claro declive, provocada entre otras razones esta circunstancia, por el despegue casi absoluto de nuestra sociedad actual hacia todo lo relacionado con la muerte, desde su consideración más puramente terrenal, hasta la asimilación de ésta como el obligado tránsito entre la vida regalada a los hombres por el Altísimo, y la Vida Eterna en la que todos resucitaremos al final de los días.
Precisamente, es en este aspecto fundamental, donde radica la verdadera importancia del culto a los Fieles Difuntos, ya que, a la hora de buscar el sentido absoluto a los sufragios que aplicamos por el Eterno Descanso de sus Almas, debemos conocer -como acertadamente señala Jesús Luengo Mena en su último artículo sobre la materia- «..nadie puede ser recibido en la amistad e intimidad de Dios, si antes no se ha purificado de las consecuencias personales de todas sus culpas; así, la Iglesia llama Purgatorio, a esta purificación final de los elegidos.»
He aquí de donde proviene la ancestral, a la vez que piadosa costumbre, de que la comunidad de fieles aplique sufragios por quienes ya nos faltan, y he aquí donde radica igualmente el sentido último a los cultos que un año más, en el mes de noviembre, la Ilustrísima, Venerable y Antigua Hermandad y Cofradía del Santísimo Sacramento, Ánimas Benditas, y Nuestra Señora de la Paz, dedica a todos los que ya marcharon de este mundo anhelando la llegada a la Morada del Padre, como súplica insistente a Dios para que tenga misericordia de ellos, los purifique con el fuego de su Caridad y los introduzca en el Reino de la
Luz Perpetua.
Pero además, y buceando aún más en el significado de esta Hermandad de Ánimas, no podemos vivir de espaldas a una circunstancia especial que subyace en el título de la corporación, ya que al ser la ‘Sacramental de Santiago’ una hermandad con este carácter, esto supone que todos los cofrades ya fallecidos que han sido hermanos de la misma a lo largo de los años, desde su origen primitivo hasta la actualidad, han pasado a convertirse en titulares de la cofradía, compartiendo este privilegio con el mismo Cristo Sacramentado, y con su Excelsa Madre, María Santísima. Ellos, pero también, todos los nacidos y fallecidos en la historia del Hombre, desde la primera gota de vida hasta las más recientes pérdidas, como las
tristemente conocidas tras los atentados terroristas de París.
Una dicha gozosa con la que cuentan sin duda todos los que forman parte de esta realidad, y a la vez una responsabilidad de envergadura casi incomprensible desde la torpeza de la razón humana, que no obstante provoca un año más el deseo de compartir las tres Misas de Sufragio de Ánimas que dan forma al triduo de noviembre, los días 18, 19, y 20, con cuantos al abrigo del personal recuerdo de los que ya no están, deseen compartir silenciosa y calladamente, un rato de sosegada oración, en el misterio Divino de la Eucaristía.