Alejandro Fernández Álvarez.- En esta vida hay cosas que a uno no dejan de sorprenderle. De la situación mas inesperada se produce lo que puede ser una bomba letal que se convierte en todo un fenómeno.
Les cuento esto porque el trabajo que se desarrolla en esta web -que dirije este quien les escribe- siempre ha sido silencioso y directo. No nos gusta la «salsa morada» aunque a veces sea la verdad de las verdades. Pero el mundo cofrade se basa en mucho mas que eso, aquí no todo vale. No vale, porque lo único seguro que tenemos en esta vida es que todo tiene un principio y un final. Hay que aceptarlo, paladearlo, incluso disfrutarlo.
Y todo por un martillo…
Estamos en una nueva era: la de las tecnologías. Pero las cofradías aunque nos adaptemos a este nuevo «ciberformato», se basan en la relación de un grupo de hermanos. Mejor el cara a cara. Siempre. Los comentarios en redes sociales, quedarán ahí para que estén, pero mañana no estarán. Porque todo pasa y todo llega.
Me entristece mucho que utilicemos a los medios en formato web, como arma arrojadiza hacia alguien o un grupo de personas que se matan por sacar diariamente a flote una cofradía.
Y todo por un martillo…
Me entristece tanto que el record de visitas que en la jornada de ayer tuvimos en esta casa, parece tan inútil e inapreciable que denoto la falta de conciencia cofradiera que hay en muchos de los que hacéis «click» en esta página. No se si solo os interesa el morbo de la situación, pero leyendo fríamente a mi me parece bastante desagradable.
Porque si bien es cierto, que seguramente estas líneas me creen enemigos -a los que algunos se le olvidarán en unos días por cualquier conveniencia- en el fondo, prefiero tener calidad a cantidad.
Seamos serios. La línea de esta web nunca ha sido el morbo y la exclusividad por mucho que algunos hayan querido hacerlo ver así. De verdad que no.
Cuando las cosas hay que arreglarlas, se arreglan de frente y repito: «hablando las cosas a la cara». Porque si hay un señor que se merezca un respeto en toda esta historia es el hermano mayor de la cofradía a la que ayer muchos, le quisieron propinar una «guantá», pero no se han dado cuenta que se la daban a ellos mismos.
Pero claro, todo esto debería de haberlo parado ya alguien…¿no?