Quizás la odisea que vivimos en la actualidad, nos haya dejado sin una Semana Santa como a nosotros nos hubiera gustado vivir. Es muy posible que aún tengamos que vivir meses complicados y duros frente a una situación que no deja de ser letal puesto que debemos recordar que se está muriendo gente.
Pero ¿Quién nos impide soñar con una mañana limpia de nubes y soleada en los alrededores de San Marcos? Nadie, absolutamente nadie. Y es que la vida sigue su cauce como un río caudaloso y justamente dentro de un año, estaremos abriendo las puertas de una nueva ilusión en forma de cofradía.
Mientras, sigamos pidiendo a nuestros titulares que esta maquiavélica enfermedad mengüe de sobremanera y volvamos a una normalidad aceptable, porque ellos están ahí esperándonos durante todo el año que se resume en una semana.
Y que estemos todos para contarlo…