La Hermandad del Prendimiento celebró, en la jornada de ayer viernes, su Cabildo Ordinario de Cuentas y al finalizar éste debía comenzar el Cabildo Extraordinario.
La sorpresa, para los hermanos de la corporación, fue que al arrancar éste faltaban siete personas para la realización del mismo. Cuota extraordinaria, inclusión de escudo en la túnica, permuta con la Hermanad de las Tres Caídas y una salida extraordinaria, hacían un Cabildo importante en la corporación, pero como siempre, el quórum.
Un quórum que por siete personas no pudo llevarse a cabo debido al gran censo de la Hermandad, y es cuando surgen las preguntas, ¿por qué?. Por qué una corporación no puede celebrar un Cabildo Extraordinario por culpa de una normativa que defiende a ciertas personas de la Hermandad -algunas de ellas, como en muchas Hermandades, se hicieron hermanos y no se les han visto más por algunas corporaciones ni ya se visten de nazareno en la misma-. Por qué la persona encargada en aquel momento, en este caso, parecía que tenía más prisa por ver un partido que por esperar cinco minutos a que llegaran hermanos que iban en camino hacia el Cabildo, según nos cuentan varios hermanos.
La cuestión es que la Hermandad del Prendimiento deberá ahora hacer de nuevo este Cabildo, el cual había cosas importantes a tratar como una extraordinaria por el CXXV Aniversario de la Reorganización de la corporación, la cual podría ser más tarde de lo que la corporación tuviera pensada hacerla, quién sabe.
Así fueron las cosas ayer por Santiago, una Hermandad con un censo de más de 1.600 hermanos que, una vez más, no tiene quórum. Normativas, esa a la que nos acogemos, o debemos de acoger, pero que para otras cosas como para celebrar ciertas extraordinarias, no parece que existan.