Y al tercer día nos libró de la muerte. Esa que tan presente se encuentra en nuestras mentes a diario en forma de pandemia repentina que nos ha dejado sin disfrutar de lo que a todos nos gusta, pero no por ello privado de vivir con intensidad los días pasionales reflexionando en torno a la cruz de Cristo.
La Luz nos llega con la nueva Esperanza, la de la Resurrección. Y es que amigos, siempre hay Esperanza, SIEMPRE.