Llevo tiempo queriendo escribir sobre la «quietud» en el mundo de las cofradías. Entendamos esta quietud desde la forma de pensar y tratar todo lo relativo a este mundo.
De un tiempo a esta parte, tengo un debate interno sobre el devenir de las cofradías y su futuro, debate que también he tenido con otros cofrades.
En un mundo en el que a todo lo relativo a la iglesia se le ataca, no es para menos. Pero será que hay una frase que cada vez e inquieta más: «en esto está todo inventado». Si esa misma frase se la hubiesen creído todos los grandes artistas que conforman el universo de lo extraordinario y exquisito en este micro mundo, hoy por hoy no tendríamos ni los palios que tenemos, ni la imaginería, ni tantos y tantos de esos elementos que artistas que no creyeron en la quietud, crearon para nuestro deleite trascendiendo y trasgrediendo lo hecho hasta la fecha. Bien es verdad que todo esto bebe de un movimiento artístico que a todo cofrade apasiona: El barroco y todos aquellos que beben de él y que de alguna u otra forma tiene elementos comunes.
Tengo un grupo de whatsapp conformado por señores que son verdaderas enciclopedias del mundo de las cofradías y,… yo. Nos embelesamos viendo estampas antiguas de vírgenes vestida a la antigua usanza, «palios de cajón» y de ocho varales, candelerías la mitad de gruesa y numerosas de lo que hoy se usa, etc. Si entonces todo estaba inventado, ¿qué es lo de ahora? ¿O todo estará inventado mañana?
Hablemos de costalería: ¿no ha habido progresión? Sin ir más lejos, ¿acaso andan los pasos como en los años ochenta y noventa?, ¿ no ha progresado todo lo relativo a la forma de llevar los pasos? ¿Estaba entonces todo inventado o es ahora? ¿Y los exornos florales? ¿Y los cortejos? ¿Y,…?
El mundo de las cofradías cambia muy lentamente, pero cambia.
Vivimos en una sociedad en la que muchos de las carreras universitarias que se ofertan hoy en día no existían hace quince años, por que no se habían inventado y en el que el trabajo de muchos de nuestros hijos hoy por hoy no existe, todo cambia, porque o cambias o mueres. Las hermandades, al igual que las cosas de la Iglesia van a un ritmo distinto que las de la vida, eso es un hecho, aunque el Papa Francisco I parece que ha metido una marcha más, es de agradecer.
En las cofradías nos gusta mucho la quietud en estos días, tanto que está de moda que los palios al dar «la vuelta» (venga, la revirá) no se muevan, y cuando se va de frente se mueva lo menos posible. Algunos, entre ellos yo, anhelamos esas caídas de palio escupiendo con elegancia y gracejo como ocurría en los principios de siglo, por ejemplo.
Señores, tendremos una base, unos principios, unos cánones estéticos, grabados en nuestro ADN, pero que mutan, cambian, porque o lo hacen o nos caemos con todo el equipo.
Así que dejen de decir que todo está inventado y muévanse.