24 de Septiembre, fecha señalada en el calendario de nuestra ciudad como fiesta principal, la misma que cada año nos trae olores a nardos y recuerdos impregnados en las hojas que comienzan a caerse.
La Virgen de la Merced y Jerez, son un binomio indivisible, marcado por el transcurrir de los años y el rápido tic tac del reloj del tiempo. Raro es el rincón de nuestra bendita ciudad en el que su presencia no se sienta y no se palpe, ya sea a modo de un viejo azulejo, de una antigua figura o una pequeña estampa.
La devoción a la Virgen morena nos habla de la historia de nuestro pueblo, desde aquel 1268 en el que la Santísima Virgen apareciera, según cuenta la historia dentro de un horno de cocer tejas, solo cuatro años bastaron para que el pueblo pidiera a viva voz que fuera Ella su Patrona siendo en el 1300 la propia ciudad quien la proclama como Abogada, Intercesora y Patrona, para en el 1606 y 1888 solicitar el Patronazgo Canónico, que no fuera concedido por el Vaticano hasta 1944. Numerosos milagros, intercesiones y curaciones rodean a la devoción de esta Nuestra Señora: la liberación del sitiado de un ejército moro, la protección de las viñas jerezanas ante una epidemia de peste o a la propia ciudad de la misma o la tan común súplica ante la sequía que sufría la tierra.
Nuestra Madre de la Merced, aquella que día a día nos recibe con su amable mirada y su pequeña sonrisa desde su camarín y que en el día de hoy, su día, visita las calles de nuestra ciudad para entre salve y plegaria ir guardando consigo cada una de las peticiones y rezos que recibe de sus hijos jerezanos.
Feliz día de la Merced a todos, Feliz día de Jerez.