Adrián Zurera de la Peña.- ¿No te cansas de Semana Santa? ¿Todos los días escuchando marchas? Y encima eres de varias hermandades, ¿acaso te da de comer, chiquillo? Pues no, no me canso de ella, ni de escuchar marchas. ¿Y tú?, ¿no te cansas de escuchar esa bazofia de música donde el perreo predomina? Ah, y no me da de comer.

En esta vida no todo es dinero ni alimentos (aunque es algo innegable y básico), mi alma a veces  también tiene hambre y sed al igual que mi estómago. ¿Cómo alimento mi alma? Con la fe del cristianismo, con la fe promulgada en una tarde de mayo o abril (depende el año, ya sabéis por qué). Como venía diciendo, no me lucro en términos monetarios, pero sí en espíritu. Otros, si se benefician de la Semana Mayor, como bien sentencia las estadísticas y la Asociación de Artesanos de Andalucía, dónde esta organización defiende esos diez mil puestos de trabajo, los cuales se crean entorno a nuestra Semana Santa. Siendo más de diecisiete millones de euros lo destinado en Andalucía por parte de las cofradías a obra sociales y caridad. Además, de superar el millón de plazas dedicadas al hospedar turistas en hoteles de nuestra tierra en sólo una semana, nuestra Semana de Pasión.

Todo esto sin contar el lucro de los “molestos” carritos de chucherías que se colocan en la salida de una cofradía, de los bares y restaurantes, la venta de túnica, al igual que de capirotes. Gracias a la Semana Santa, el centro de nuestra ciudad aumenta sus pulsaciones, como si fuera a retomar de nuevo su momento de esplendor. Ya que nadie pisa los adoquines a no ser que sea esa semana que tanto les gusta, ¿o acaso vas al centro en cualquier época?