Hace 56 días, empecé lo que espero sea de vuestro agrado. Vuelvo a repetir que no tengo ni la más mínima intención de agredir verbalmente a nadie, y si en mis comentarios, alguien se ve reflejado, es pura coincidencia ( quién se pica, ajos come ). Mayordomías-priostías, priostías-mayordomías… difícil tema para comentar algo en los días que corren.
Hablar de cofradías en estas tierras, me he dado cuenta en este tiempo después del destierro, es mucho peor que hablar en su día de ETA ( que aunque hablaras en Almería, parecía que estaba un encapuchado poniéndote una bomba lapa debajo del coche). Es sin lugar a dudas el tema más embarazoso, porque digan algunos lo que digan, es el centro de discordias en nuestras cofradías.
Estamos en una época, donde hemos pasado de auténticas obras majestuosas, a verdaderas mediocridades. Seguramente esa marca nórdica, donde muchos compramos muebles para la casa, y algunos otros comen albóndigas, ha hecho mucho daño en las viviendas de más de medio mundo, y creo que también a las cofradías. Estamos viendo montajes minimalistas, con mobiliarios más parecidos de diseñadores escandinavos, que de un montaje cofrade de la Andalucía neobarroca que vivimos.
Habrá gente que le encante lo escueto, pero a pesar de que muchos piensen que innovar es importante, soy de la opinión que en esto, hay poco que inventar. Si nos ceñimos a altares de cultos, recuerdo imágenes en papel de altares de cultos en hermandades de Jerez, y ya no digo en Sevilla, con tropecientos candeleros; altares que llevaba montarlos muchos días de esfuerzo y sacrificio, una disposición milimétrica de candeleros, y unas alturas en dichos montajes, que sumaban majestuosidad a los cultos. Si hablamos del vestir de las imágenes, salvo en un vestidor y poco más, se ha implantado la ley del mínimo esfuerzo, y si no, un simple vistazo al «jalowin» que estamos acabando, con un “no” encaje, y con 10 alfileres a lo sumo en todo el vestir.
Ya no hay mantos recogidos, y mucho menos bien recogidos. Los rostrillos han pasado de los esplendores que soñábamos despierto con el maestro Garduño, a unos “mini baberos” a los que solo les falta estar diseñados y patentados en Suecia. Si vamos a exornos florales, queda poco para ver la piña tropical en almíbar y algún que otro melocotón entre claveles y las más exóticas especies que haya.
Si echamos un vistazo para atrás, recuerdo que había hermandades de ciudades hermanas con montes de flores sin sentido, sin forma, y más de uno se rasgaba las vestiduras, y eso que sólo eran gladiolos u orquídeas. En fin, creo que podemos decir, que cambian las cofradías, y con ellas los montajes de cultos y exornos para todo el año, pero eso sí, bajo mi humilde opinión, todo a peor, o al menos, hacía lo más cómodo o lo más rápido.
Es una pena haber dejado en el pasado los altares con muchas velas, los pasos con claveles, y esos rostrillos de verdad, de imágenes andaluzas, que aunque siendo dolorosas, desbordaban alegría y sobre todo, elegancia. Y si ya nos metemos en terrenos de envergadura y de nuevas adquisiciones, entre que ya no hay “señoritos” que pongan la pasta, y que no se trabaja de manera correcta los proyectos, nos encontramos que en los últimos años no hay casi nada que podamos enmarcar.
Entiendo y sé de qué hablo, que toda persona que tenga cargos de mayordomías, merece un sincero respeto, ya que emplean mucho tiempo de sus vidas en el cuidado del patrimonio de nuestras cofradías, pero por favor, si me permiten un consejo, solo decirles una cosita: las albóndigas que sean de choco o de cerdo ibérico, y el mueblecito de la entrada, de caoba, que dura toda la vida. No seamos mediocres, lo que se haga en las mayordomías, aparte de engrandecer el culto a Dios, que sea herencia para nuestros descendientes, y no se quede en una simple silla «jork-sweden».
En fin, ya saben, si alguien se ve reflejado, que sepa que es producto de su imaginación, nada de lo que yo tenga intención……