Adrián Zurera de la Peña.-Sí, tal y como suena. Más columnas que en una Catedral y como siga así apuntalamos todas las casas del casco antiguo, a las cuales nuestro querido Ayuntamiento no pone arreglo -pero eso es otra cuestión-.
Ahora todos escriben, graban el transcurrir de una procesión o son fotógrafos. Ahora, todos son de la misma índole… Magnífico me parece esa intención de escribir por parte de los cofrades para expresar así su opinión sobre una procesión, acto o temática cofrade varia. El problema viene cuando recibe demasiada repercusión, se mal interpreta o simplemente se le da una desorbitante credibilidad e importancia.
Estos pseudoperiodistas, columnistas o cofrades creen estar en lo cierto, no ya dando su opinión -reitero, magnifico dar su opinión, Voltaire ya lo dijo: «No comparto tu opinión, pero daría mi vida por defender tu derecho a expresarla»-, sino creando una tesis doctoral sobre una temática desconocedora por su parte -y con esta afirmación no me creo tener la verdad ni que mi opinión sea irrefutable, puesto que no la poseo-. También gusta usar impactantes titulares y no por marketing, ¡qué va!, sino para generar polémica y tener más visitas -lícito por su parte, pero nada ético. Aún más cuando tienen un vacío o agujero negro el cuerpo de sus “artículos”-.
Ellos mismos piden respeto, ¿pero a qué? ¿Respeto a esos periodistas con titulación, a aquellos que disienten de esa opinión, respeto al libre pensamiento…?
¿Respeto a qué?