María de la Purísima de la Cruz, la santa española que dio su vida por los más necesitados
Revista Ecclesia.- El Papa Francisco canonizó este domingo 18 de octubre a la santa española Madre María de la Purísima de la Cruz, superiora general de la Congregación de las Hermanas de la Compañía de la Cruz, quien dedicó su vida a atender a los pobres, los enfermos y a los más necesitados. Es la segunda religiosa de esta congregación en subir a los altares, junto con la fundadora Sor Ángela de la Cruz.
Un gran número de fieles de España y de Andalucía peregrinaron a Roma acompañados por el arzobispo de Sevilla, Juan José Asenjo y numerosas religiosas de la compañía y sacerdotes, quienes participaron en la canonización que llevó a cabo el Papa Francisco y donde también fueron proclamados santos Luis y Celia Martin, padres de Santa Teresita del Niño Jesús y el sacerdote diocesano Vicente Grossi, fundador del Instituto de las Hijas del Oratorio.
Hoy lunes 19 de octubre, tendrá lugar la Misa Solemne en acción de gracias por la canonización de la santa madrileña en la Basílica de Santa María la Mayor de Roma a las 16.00 horas.
María Isabel Salvat Romero, nombre con el que fue bautizada, nació en Madrid el 20 de Febrero de 1926. Perteneciente a una familia acomodada de la capital española, la nueva santa tomó los votos en 1952 y antes de llegar a Sevilla pasó por los conventos de Estepa y Villanueva del Río y Minas.
Fiel seguidora de Santa Ángela y observadora intachable de las reglas del Instituto, mantuvo intacto el carisma fundacional. Fue elegida Madre general de la Compañía de la Cruz el 11 de Febrero de 1977, pero antes fue maestra de novicias y consejera generalicia. Austera y pobre para sí misma -«De lo poco, poco», solía decir- hacía vivir a las hermanas el espíritu del Instituto en la fidelidad a las casas pequeñas y se entregó a todos los que la necesitaban, especialmente a las niñas de los internados. También atendía con verdadero cariño a ancianas enfermas, las lavaba y les hacía la comida.
Falleció el día 31 de octubre de 1998, en 2009 fue declarada venerable y en septiembre de 2010 fue beatificada en una multitudinaria ceremonia en el estadio de la Cartuja de Sevilla. La Santa Sede le ha reconocido dos milagros: la curación de una niña con una cardiopatía congénita y de un «armao» de la Macarena que despertó después de 12 días en coma.