Ante todo tengan todos ustedes las felicitaciones propias de este día. Aquel en el que el nombre de María tiene un nombre rico en misericordia y con el que se llena la boca a tiro hecho: Merced. La que nos ha dado tantas y tantas cosas. Por ello muchos han estado estos días moviéndose en contra del Consistorio para que nuestro gobierno local desista en el empeño absurdo de eliminar como fecha festiva el de este día para llevárselo al lunes de nuestra maravillosa Feria del Caballo.
Han sido muchas las voces que han hablado a favor de mantener en rojo esta fecha en el calendario de nuestra ciudad, reclamando lo que es nuestro puesto que el día está enteramente dedicado a la que es patrona y bienhechora de un pueblo que la aclama como patrona. Pero me detengo en un momento de la jornada de hoy. Si aquel en el que por una cosa u otra, las líneas que tanto se han escrito se vuelven olvidadizas para muchos.
Y es que todos los cofrades estamos llamados a acompañar corporativamente a la Santísima Virgen esta tarde, pero poco mas del cincuenta por ciento concluyen el itinerario completo. Basta cualquier rincón o cualquier esquina para escabullirse con el «bacalao» de turno y buscar el refrigerio rápido en el bar de la esquina, recordando que ha hemos cumplido. ¿Y si esto lo hicieran todos los hermanos de nuestras cofradías en la jornada que hacemos Estación de Penitencia?
Pues eso, empecemos a defender a nuestra patrona por nuestros gestos y actos, antes de darnos golpecitos en el pecho.