El año se nos acaba y aunque a nivel cofradiero el curso continúa, es hora de hacer balance de todo lo que ha ocurrido en este 2017: trescientos sesenta y cinco días vividos en cofrade.
Ha sido un año a calificarlo como interesante en todos los aspectos, puesto que los medios hemos sido partícipe de la mayoría de la información que ha surgido en este mundillo, en el que tanto gusta un rumor y una historia.
Podemos decir que 2017 ha sido el año en el que conocimos a un cartelista sevillano que nos descubrió a Jesús Nazareno como si el fuera un jerezano mas, impecable trabajo de Antonio Díaz Arnido en el cartel de la Semana Santa. Descubrimos las vivencias de la Cuaresma que se nos fue desgranando como un rosario iniciándose allá en el Vía Crucis del Cristo y que terminó en un flamante pregón de José Blás Moreno, partiéndose el pecho por su Amargura, esa que nos ha regalado los últimos aromas cofradieros en un cierre hermoso de los actos en torno al IV Centenario del Voto Inmaculista en nuestra ciudad.
La Semana Santa llegó como siempre, con las rubias palmas que revolotean desde San Marcos regalándonos unas vísperas que se van a prodigar en el tiempo, por mucho que algunos pretendan que no. El gran estreno de los días pasionales, fue el paso de palio de María Santísima de Salud y Esperanza, de la Hermandad de la Clemencia, algo que podemos catalogar como histórico puesto que este joyero andante se terminó de ajustar poco antes de que la cofradía echara andar. Fue también el año en el que la Vera Cruz recortó su itinerario por la zona de Francos peatonal, corporación además que estrenó las andas del Lignum Crucis, figurando como tercer paso en su Estación de Penitencia.
Una cofradía llegó a Carrera Oficial por vez primera, incorporándose el Domingo de Ramos sin sus correspondientes tiras y aflojas para soltar cuerda entre las corporaciones de esta jornada. También fue el año del caos en los pasos de peatones, sobre todo a partir del Jueves Santo. Fue el año donde Santiago volvió a rugir con fuerza, puesto que Prendimiento y Buena Muerte volvieron a atravesar su espadaña. Además, fue el año en el que volvimos a recordar que el Resucitado necesita una necesaria «revolución» y que aunque no lo parezca existe la viabilidad del Sábado Santo a través de la Piedad. No debemos olvidar el estreno de las túnicas mercedarias de la Hermandad de la Misión, aquella que tanto agradó el Sábado de Pasión.
Y a partir de ahí el debate abierto. Si, la tan traída y llevada Carrera Oficial ha nublado todo lo que se le ponía por delante. El intento del Consejo para defender un proyecto totalmente inédito ha dejado abierto el debate prácticamente desde que pasara el verano. Raro no era la semana que salían noticias respecto a una idea que revolucionaría la Semana Santa hasta que el pleno de Hermanos Mayores la tumbaron. Los daños colaterales fueron el cese del que había sido vicepresidente y posteriormente la tesorera.
Pero no todo queda ahí, porque hasta los actos del IV Centenario del Voto quedaron empañados por toda esta historia -cabe destacar dentro de este ciclo, el magnífico besamanos magno celebrado en el mes de octubre además de la exposición que se llevó a cabo en los Claustros de Santo Domingo-. El movimiento se demuestra andando y los hermanos mayores solicitan de diferentes maneras un pleno celebrado el pasado mes de diciembre, en el que no hay manera de ponerse de acuerdo.
Y sigue sin solución esta historia que a buen seguro nos dará mucho que hablar en 2018…
Menos mal que la Amargura nos dejó buen sabor de boca.
Feliz Año Nuevo.