El producto actual de la sociedad además de los agentes externos que nos rodea como la economía consumista, del clima de la determinada zona en la que habita son además el resultado de la enseñanza de las generaciones anteriores.
Después de grandes catástrofes esas generaciones aprenden de sus desgracias y les enseñan a las venideras qué es lo que se debe y no se debe de hacer, “Quien guarda haya” decía mi abuela paterna, esa misma mujer que cuando falleció encontraron debajo de su lado de la cama un sobre con dinero por si ocurría lo mismo que en el 36.
Lo mismo ocurre en las hermandades y cofradías de nuestra localidad, si aquella generación que presidía la Junta de Gobierno de la Hermandad de la Cena no se hubiese arriesgado a comprar el paso de misterio de la Hermandad del Cachorro de Sevilla, hoy no tendríamos ese bendito tesoro que no supieron valorar en tierras sevillanas.
Sin irnos muy lejos de la capilla del portentoso crucificado expirando, en la calle Castilla, vendieron un palio de las Antúnez por la moda juanmanuelina de principios de siglo XX, hoy Nuestra Señora de la Piedad no pasearía su pena bajo ese manto hecho posiblemente por ángeles.
Anoche en la Hermandad de la Clemencia, tuvo lugar la convocatoria de Cabildo Extraordinario de Elecciones que tiene lugar cada cuatro años según marcan sus normas y aunque parezca sorprendente, en una hermandad más joven que la persona que escribe estas líneas ha sufrido un cambio generacional en su Junta de Gobierno.
Tengo la suerte de saber la historia de esta hermandad por una doble vertiente:
La primera es porque su número dos, Miguel Jaén, concretamente en las arenas del Coto de Doñana esperando al reparto de hielo allá por el año 2014, me contó cómo se forma la idea de hermandad, las trabas que tuvieron, de las primeras ideas y que ante todo predominó la formación católica con los diferentes grupos que formaban la parroquia.
La segunda es que cuando tenía quince o dieciséis años, al ser la hermandad más cercana a mi casa, pues conocí a gente cuando en pleno mes de julio en horas de la siesta recogíamos alimentos para los más necesitados y se lo pedíamos a trabajadores y gente muy humilde que daban de lo que no les sobraban. Aquellos jóvenes y niños son amigos que a día de hoy perduran con el tiempo, como “Joaqui”, “Carito”, “Javilito”, un Damian niño que en aquellos entonces era monaguillo, Jesús Biedma que por aquel entonces era un crío etc etc…
Pero lo curioso es que Dioni – actual presidente de la UHH – era joven al igual que lo era Aliaño también, Luis, Eduardo… no digo que no lo sean, porque están viviendo en plena flor de la vida, si no que era sorprendente la juventud de aquella hermandad desde sus cimientos por aquellos niños de grupo joven y por su Junta de Gobierno.
¿Cómo es posible que una hermandad tan joven sufra un cambio generacional tan rápido?
La explicación es muy sencilla y es que es una hermandad con vida, en la que día a día tienen proyectos por los que luchar, en los que nunca fue una prioridad llevar tal banda detrás de su titular como lo hacía hace ya casi 20 años cuando pasaba por el Almendral en silencio y con un elegante rachear a paso largo, porque no han tenido prisa ninguna en tener un palio que cuando esté acabado será la envidia – sana – para las hermandades que sueñan con ver a su titular mariana bajo un palio, en llevar a la calle un cortejo elegante, y hablando coloquialmente.
“Señores, que el polígono de San Benito, cerca, lo que es cerca del arroyo no está”
Hoy es un día en el que me alegro lo bueno que le pasa a una hermandad como es a la de La Clemencia, y en estas líneas le doy mi más enhorabuena y mis mejores deseos a su Hermano Mayor electo y a toda su Junta de Gobierno a que sigan trabajando y luchando por un proyecto de unión y de hermandad, que seguro que desde el cielo hay un hermano vuestro que está orgulloso con todo lo que habéis logrado, Él no se ha perdido nada, está en el mejor balcón que hay bajo el manto de su «blanquita».