Ildefonso Roldán Macías – Ha pasado ya toda la pascua y aunque parezca que fue ayer cuando disfrutábamos de la Semana Mayor, es cierto que por otro lado percibimos el recuerdo de los días santos en la lejanía pues el tiempo es tan relativo, que te ofrece ambas visiones en tu memoria.
Todo este tiempo transcurrido ha servido para darme cuenta de la política, intereses detractores, y personas toxicas en definitiva que rodean el mundo cofrade y es que son pocos con los que en este tiempo haya podido compartir un conversación sobre hermandades y cofradías de forma constructiva sin perder el norte de lo que verdaderamente importa.
Sé que hay quien entiende mis palabras y sé quien esto le resultara aburrido pues lo otro es más interesante y morboso, pero es cierto que a veces los que son como un servidor, nos sentimos extraños y diferentes al mundo que nos rodea pareciendo que somos los que estamos equivocados con nuestras ideas y principios.
Evidentemente cuando se tiene las cosas claras y se sigue el camino de la verdad, aunque sea paradójico es la sensación que se suele tener ante el resto, pero como decía es una lástima lo desvirtuado que se encuentra cada año más el mundo cofrade.
Ya no se habla de grandes momentos de este año, ni de que cortejos iban más decentes (en calidad no en cantidad), ni de exornos florares magníficos que pasean en nuestra ciudad, ni de cómo están vestidas nuestras imágenes de forma extraordinaria, ni si quiera en el tiempo de pascua en el cual hemos pasado; eso ya pasó, duró solo la semana de después de semana santa; y lo que es más importante no se habla de cultos que también los hay, pero eso es para cuaresma, ahora toca otra cosa.
Lo importante ahora es competir, competir con campañas electorales patéticas al más puro estilo de un delegado de clase, competir para ver que paso de misterio o palio anda mejor con votos de perfiles imaginarios, como si se tratase de conseguir más estampitas en el recreo, e incluso porque no decirlo, de competir para demostrar quién es más rociero.
A mi todo me parece tan ridículo y acomplejado que no llego a entender ni como se puede llegar a esos límites, pero como decía cosas alejadas de la verdad de todo esto y que precisamente ahora más que nunca se puede comprobar.
Comienzan ya las jornadas eucarísticas y las diversas procesiones con el santísimo por nuestra ciudad, y a lo mejor muchas personas recapacitan sobre lo que es verdaderamente importante, o no; y acuden a eucaristías, cultos o adoraciones nocturnas, o no; o por lo menos dejan por un momento el competir por lo que sea, o no; pero seguro que al menos acudirán a la procesión de Divino Sacramento del Altar por las calles de nuestra ciudad en vez de hacer otras cosas más triviales, o no.