Que la productividad de un espacio no tiene que estar reñida con el tener buen gusto, es una maniobra que deben de conocer todos los que se llaman cofrades.
En estos días, cuando vamos de visita a las distintas funciones de besamanos -algunos las han convertido en veneraciones cercanas a los fieles-, se nota que muchas hermandades están pensando en la Magna. Y es que muchas de ellas nos han mostrado citas con falta de algo más que ofrecernos y no simplemente en quedarnos con la simpleza inmensa de una imagen cercana a los fieles que por muy bien vestida que se nos presente, denota cierta implicación y trabajo en el montaje que cada domingo se nos muestra en los distintos templos. Menos mal que siempre nos quedará ejemplos buenos y de regusto como los que nos regalaron por la Albarizuela, muestra de «ser exquisito».