Por el casco histórico corren los vientos, que nos hablan de un Martes Santo, de una jornada desapacible y sin el aroma intenso de un barrio que se transforma sin darnos cuenta en el imperioso calvario donde las Penas se ahogan en Desconsuelo….
Y es que los barrios son tan puros, que tanto en el centro como en las afueras, las pesquisas de lo que se anhela, nos recuerda que la la salud siempre es lo mas importante….
Con paciencia y humildad se consigue todo en la soledad, de lo que este año sin más no podremos disfrutar. Sintamos la presencia de Dios en nuestras vidas, abracemos su cruz que el nos ayudará…
Y es que su Amor es tan intenso, que casi sin entenderlo todo sería Remedio cautivando miradas ante el dulce rostro que nos regala María en su propio martirio, firme y sostenida.
Ella es Expectación: de sus dolores de madre, por todos aquellos que en una habitación, luchan por agarrarse en la batalla que nos mira sin capa pero con un defensor tan potente, que hasta dormido oprime al que todo llega a verle.
La esperanza es tan bonita, tan clemente y tan callada, que cuando la buscas no la encuentra: ELLA te encuentra a ti sin buscarla. Déjanos ser el pañuelo de tus lágrimas, cuando allá por San Benito las gargantas se sostengan y se hagan tan calladas, que el despertar fugar de esta pesadilla tan cansada nos inunde con tu nombre, como de almendras amargas y noss llene de amor en este desazón que nos produce este nuevo Martes Santo.