La Archicofradía de Nuestra Señora del Rosario vulgo de los Montañeses con sede en el Convento de Santo Domingo de nuestra ciudad, será anfitriona en el XXIV Encuentro de Hermandades del Rosario de Andalucía, dentro de los actos previstos con motivo del V centenario de la corporación.

La cita tendrá lugar el próximo 25 de enero y para ello se han presentado dos obras, una pictórica y otra en forma de logo que sirven para anunciar la cita, recayendo su autoría en Ignacio Rangel de Arias.

Cartel anunciador

Bajo el título «El primer Rosario», en la obra, una abuela enseña a su nieto a rezar, capturando un momento íntimo y entrañable que nos lleva a los recuerdos de la infancia. Esos primeros rezos al Ángel de la Guarda o al Niño Jesús que muchos aprendimos de nuestros abuelos, cuando aún no sabíamos casi ni hablar.

Este momento representa un valioso tesoro que marca el inicio en el camino de la fe, transmitido con cariño de generación en generación.Cobijando esta entrañable escena vemos a la Virgen del Rosario de los Montañeses de Jerez, rodeada de un séquito de ángeles y velas, enmarcada en cortinaje rojo , color característico de la hermandad. Este recurso visual crea una “obra dentro de la obra”, sugiriendo que la escena entre la abuela y el niño se desarrolla bajo la mirada protectora de la Virgen, como símbolo de guía y fe para el futuro.

Sobre el regazo del niño, se observa una estampa de la Virgen del Espino, en referencia a la aparición de la Virgen María en Chauchina en 1906 a Rosario Granados. En esa ocasión, la Virgen no solo sanó a Rosario, sino que también le invitó a orar el rosario, una invitación que ha sido un mensaje constante en muchas apariciones marianas.

La obra nos recuerda que la espiritualidad no solo está en grandes gestas, sino también en los momentos cotidianos, en esas primeras oraciones que nos conectan con algo trascendente y nos acompañan toda la vida.

Logo conmemorativo

Siguiendo la misma estética que el cartel del encuentro, el logo nos transmite un mensaje profundo sobre la herencia de la fe. En él, vemos las manos de una señora mayor entregando un rosario a las manos de un niño, simbolizando el paso de la devoción de una generación a otra.

La frase que lo acompaña, “Amad a la Virgen y hacedla amar, rezad siempre el rosario”, es de San Pío de Pietrelcina (Padre Pío), un santo muy querido que dedicó su vida a difundir la devoción a la Virgen y al rosario. Él nos invita a acercarnos a María con amor y a promover su devoción en nuestras vidas, recordándonos que la oración es un camino directo hacia Dios. Tal como el rosario que pasa de una mano a otra, la fe se fortalece y perdura al ser transmitida. Esta obra un recordatorio de que cada oración cuenta y de que, a través de la devoción a la Virgen y el rezo del rosario, recibimos paz, consuelo y protección para enfrentar la vida.

ÑEste símbolo es una invitación a no solo amar a la Virgen, sino a ayudar a otros a encontrar en ella una guía espiritual.