La Hermandad del Consuelo llevará a cabo, el próximo sábado 27 de Enero, la IV Peregrinación Mariana en la que se visitará el Santuario de Nuestra Señora de Consolación de Utrera, Sevilla. Dicha peregrinación, alcanza ya la cuarta edición en la que los cofrades del Pelirón peregrinan a un Santuario dedicado a la Santísima Virgen.
La salida se realizará a las 8 horas desde la puerta de la Capilla desde donde se partirá en autobús.
Una ven en el Santuario, se celebrará la Santa Misa y se procederá a visitar el camerin y tesoro de la Santisima Virgen, para almorzar posteriormente en el Parque del V Centenario.
El regreso a nuestra ciudad está previsto a las 19 horas. El precio de la peregrinación es de 8€. Para reservar se pueden poner en contacto en el siguiente teléfono 649 98 12 84.
Santuario de la Virgen de Consolación de Utrera
La Virgen de Consolación, patrona de Utrera, es obra anónima del siglo XIV realizada en madera de peral. La imagen, era de talla completa adaptándose, como otras muchas imágenes, a imágenes de vestir. La imagen se coronó canónicamente en 1964 tras el decreto del Papa Pablo VI.
En cuanto al templo, comenzó siendo una ermita y fue construida en el siglo XVI. Es en el siglo XVII cuando se comienza a levantar el actual Santuario.
En su interior, se organiza a partir de una sola nave con crucero y Capilla Mayor. Dicha Capilla Mayor, está presidida por la Virgen de Consolación, patrona de Utrera. La nave cuenta con detalles de estilo mudéjar con mientras con bóvedas de cañón y una cúpula. En su atrio de entrada, cuenta con un coro con vigas de madera y arcos de medio punto que se sustenta sobre columnas de mármol.
El Milagro de la Virgen de Consolación
Un fraile que cuidaba del templo, acude al pueblo a pedir aceite para la lámpara que alumbraba a la Santísima Virgen, sin que nadie, por ser aquel un año de escasez, se lo diera. Vuelto a la ermita en compañía del hortelano Juan de Orea, se acostó lleno de desaliento. Todavía no había cogido del todo el sueño y, de pronto, se despertó sobresaltado al observar que, en la habitación contigua, donde estaba la Virgen, había una luz brillante. Muy grande fue su asombro cuando, al entrar en ella, vio que la lámpara estaba rebosando aceite. Así estuvo durante días y semanas.