Siempre, siempre es un mal momento para las despedidas. Pero la vida es algo efímero y ninguno estamos exentos de la llamada de Dios, que nos regala la verdadera plenitud, sin dolor y sin sufrimiento.
Fray Ricardo de Córdoba, había pasado una etapa fructífera en nuestra ciudad, hasta el pasado año 2017, fecha en la que desde los altos cargos de la orden capuchina, deciden trasladarlo hasta su ciudad natal donde fallecía en la jornada de ayer, tras unos días de convalecencia al sufrir una enfermedad cardiaca, que no pudo superar. No es momento de estar tristes, pues estamos seguros de que a el no le gustaría que estuviéramos así. Es momento de recordar el gran legado que nos dejó a las cofradías en Andalucía, no solo el material. Se ha ido un gran predicador, un gran valedor de las cofradías, un defensor a ultranza de la religiosidad popular.
Las hermandades deben de estar agradecidas a su incansable labor.
Descanse en Paz.