Adrián Zurera de la Peña.- Pasadas las fiestas y el día de la Epifanía, llega los deseados días donde se llevarán a cabo las igualás y ensayos en nuestras cofradías. Muchos de los más pequeños de nuestros hogares anhelan con la llegada de ese día donde puedan ser costaleros de sus Titulares, pero ahora son niños, tienen que jugar como tales y no perder esa ilusión característica en ellos.
A muchos de ellos les han traído numerosos regalos los Reyes Magos y cada vez más sofisticados. Recuerdo en mi niñez esos juguetes que eran simples muñecos con accesorios, los cuales han sido dejados de fabricar. Estos muñecos llamados Actionman eran una versión modernizada de los clásicos Hiperman y en años venideros ya se iban encontrando en esos regalos consolas cada vez más actualizadas.
Con este símil, quiero decir que todo sufre una modernización de diferente grado de rapidez en el tiempo –ni la niego, ni me opongo a ella-. En el día de reyes de este año se observaba la modernización que los Reyes Magos han sufrido y ya no al aspecto físico como en las famosas cabalgatas de Madrid o Valencia, sino respecto a los regalos que los mismos han traído: monopatines eléctricos, drones o consolas y teléfonos de última generación.
Extrapolado a términos cofrades, en la actualidad, goza de gran vigencia la creación de nuevas asociaciones como «juego», ya que no deja de ser eso, un entretenimiento. Donde no se sigue tradición ni normas religiosas, por lo cual se convierte en el pasatiempo de unos jóvenes y por desgracia de algunos no tan jóvenes. La problemática de esta situación es la procesión de una imagen que “representa” a Jesús sin estar bendecida y la devoción a la misma. A esta falta de moral cristiana hay que sumarle la inversión monetaria de este “proyecto”, aun así conociendo la situación económica y humana de las jóvenes cofradías. Y cuando digo “humana” me refiero a esas hermandades las cuales carecen de hermanos o donde los mismos están cargados de ilusión con la realización de sus proyectos, como ese que este domingo ha visto la luz. Un proyecto muy ambicioso y lleno de esperanzas en verlo culminado por parte de sus hermanos de la Agrupación Parroquial de la Misión, de la barriada jerezana de Picadueñas, la cual ha presentado su boceto para el paso de misterio.
Por otro lado, para resolver la problemática de la falta de hermanos y aumentar así notoriamente sus filas, una posible solución sería con la ayuda de las procesiones de las cruces de mayo e imágenes de glorias, cumpliendo así el sueño de ser costaleros a esos jóvenes y además ayudar a la hermandad organizadora.
Entonces me pregunto ¿por qué no acabar un ilusionante proyecto de una hermandad joven? Pues la respuesta es la misma de siempre, gusta mucho ser protagonista y hermano fundador de una nueva asociación, agrupación o hermandad. Gusta mucho colocarse “medallitas”.