Adrián Zurera de la Peña.- Todos hemos soñado con una nueva Cuaresma, con una nueva Semana de Pasión, tardes de ensayos y de besamanos, pero parece que este sueño se ha convertido en uno demasiado premonitorio; es decir, se ha hecho realidad bastante pronto. Tanto, que esta pasada semana, se ha producido la igualá del paso de misterio de Nuestro Padre y Señor de las Penas, del barrio de San Mateo.
Sabemos del comienzo de este nuevo año litúrgico, pero litúrgico, no cofrade. Sigo recalcando el mes en el que nos encontramos, el mes de los difuntos. No obstante, a lo largo de esta semana comienzan ya las primeras zambombas, como es la de la Hermandad de la Vera Cruz, la del Nazareno y la joven Hermandad de la Bondad. Por lo que no debemos adelantarnos a la deseada Cuaresma.
Como a todo cofrade, me gusta la Cuaresma y lo que esto conlleva, besamanos, preparativos de cara a las salidas procesionales, recogida de papeletas, etcétera. ¿Pero acaso no es un poco pronto para estos acontecimientos? Todavía, no nos hemos empezado a comer los polvorones, montar el portal de belén ni a beber anís y ya estamos con el incienso y pensando en comer arroz con leche o darle “la patada” al árbol de Navidad. De locos…
Como se escucha en la calle:“este año la Semana Santa empieza antes”. Y es verdad, pero hasta el 10 de Febrero-Miércoles de Ceniza- no comienza la Cuaresma, por lo tanto todavía queda muchísimo tiempo para realizar ensayos y preparar las andas para los mismos,por ejemplo.
Y es que luego nos tachan de jartibles, de pesados, que solo pensamos en sacar un paso a la calle. Y están en lo cierto con estos comentarios, les doy toda la razón. No es lógico encontrarnos en estas fechas con igualás en hermandades de penitencia. Trasladémonos a la siempre añorada Sevilla. Allí, comienzan, obviando a la Hermandad de San Gonzalo –porque ya se produjo su igualá– bien pasada la segunda semana del mes de diciembre.
El pronto comienzo de la Semana Santa este año es la perfecta excusa para todo cofrade amante del postureo, los cuales irán subiendo a las redes sociales las fotos de los ensayos con sus compadres donde el costal les tapará los ojos o las cañas las tendrá remangadas por la altura de las rodillas, creyéndose así ser los más puros de este mundo.
Dejémonos de tantas igualás, ensayos y capilleo. Celebremos el nacimiento del niño Jesús, nuestro Dios. El mismísimo que va sobre los pasos, sí Él. Sin este nacimiento, nada sería lo mismo ni nuestra fe tendría sentido. Así que preparen los polvorones y panderetas para celebrar la Navidad.