El pasado septiembre, en puertas de comenzar un curso inevitablemente marcado por esta cruel pandemia, varios medios locales se hicieron eco del artículo “La Defensión con su colegio”. A través del mismo y en nombre de la corporación que presido, quise hacer llegar a una institución tan querida para nosotros como la Compañía de María, todo nuestro reconocimiento y nuestro aliento, pues éramos conscientes de las muchas horas de planificación y trabajo y de la enorme responsabilidad que conllevaba poner en marcha un curso como el que estaba a punto de comenzar.
En el citado artículo recogíamos también un anhelo: que María Santísima de la O pudiera regresar en este mes de mayo a la Compañía de María. El mismo anhelo que los niños de Infantil expresaron en esos últimos versos de la plegaria que recitaron en la intimidad de sus hogares hace un año: “Te veré el año que viene / más no olvides, Virgencita / a un colegio que te añora / y por la fe que en ti tiene / hoy te pide con cariño / que por tu bondad infinita / seas por siempre protectora / y Esperanza de los Niños”.
La Virgen ha querido atender esa plegaria y podemos decir con satisfacción inmensa que, dos años después, Ella se encuentre de nuevo en la capilla de su querido colegio. La ejemplar lección de resignación y responsabilidad que estos pequeños nos han dado en un tiempo tan incierto bien merece haber hecho posible que muchos de estos chiquillos se estén encontrando de nuevo con Su Madre y que otros muchos experimenten la magia del primer encuentro con Ella.
Madre de ellos. Y Madre de todos. Porque desde 2011 venimos siendo testigos de las emociones tan intensas que la presencia de María Santísima de la O suscita en los más pequeños y en los mayores. Pues, ¡Cuántos jóvenes aprovechan la visita de la Virgen para confiarle sus preocupaciones, sus inseguridades, sus esperanzas y sus alegrías! ¡Cuántas de las personas que conforman el maravilloso equipo humano de la institución se acercan en días como hoy, aunque sea un momento, para abrir sus corazones delante de Ella! ¡Qué mejor estímulo para nosotros que poner nuestro granito de arena para que estas personas se sientan, aún más si cabe, en la Compañía de María!
Queremos que este ansiado regreso de la Virgen contenga también momentos de recuerdo a los que nos faltan, poniendo en Sus Benditas Manos a los miembros de la gran familia del colegio que han partido en estos meses, empezando por quienes nos han dejado recientemente, como Josefa –madre de Elena, nuestra querida Directora, y de nuestra querida hermana María José-, o Pedro Garrido, al que recordaremos junto a otros padres y madres como Cristina Rodríguez Enrique, Juan Carlos Vázquez Hidalgo o Ana García Pomar.
En recuerdo de todos ellos y de los hermanos y devotos que ya no están entre nosotros -muchos de los cuales aprovechaban la tarde del penúltimo día lectivo de mayo para acercarse a ver a la Virgen-, el cortejo que en la jornada de ayer trasladó a María Santísima de la O hasta la capilla de la Compañía de María, elevó una oración por sus almas en la esquina de calle Zaragoza con calle Compañía, punto de paso habitual que fue de nuestra querida Ana García Pomar. Esperemos que más pronto que tarde, los niños de Infantil vuelva a recibir a la Virgen en ese mismo lugar y hagan sonar sus campanitas con más fuerza que nunca, en memoria de todos ellos.
Momento de dar gracias a Nuestra Madre por la impecable labor de las personas –entre ellas, padres y madres del colegio- que desde sus respectivas profesiones han velado y siguen velando por nuestra salud y seguridad en tiempos de pandemia: sanitarios, fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, educadores, personas empleadas en sectores esenciales, etc., y en general por quienes en primera línea han desempeñado tareas de responsabilidad en la gestión de esta crisis.
Ocasión propicia también para mostrar nuestra sincera felicitación al Colegio Montaigne Compañía de María por el éxito con el que se está desarrollando el presente curso, prueba fehaciente de que el trabajo y el esfuerzo tienen su recompensa. Y nuestra más profunda gratitud por ser históricos y especialísimos anfitriones de nuestras devociones.
Quisiera finalizar esta tribuna invitando a todos los fieles a que no pierdan la oportunidad de contemplar a María en este extraordinario enclave. Y sirvan estas líneas para convocar a los cofrades de Jerez y a los devotos de la Santísima Virgen María para que junto a la gran familia del colegio y a nuestra hermandad de la Defensión, celebremos en diciembre, con la solemnidad y el júbilo que deseamos, que hace cincuenta años una joya surgida de un taller de la sevillana calle Feria, fue bendecida en el más hermoso joyero que imaginarse pueda: la capilla del colegio de la Compañía de María.