El tiempo, ese juez de alto valor que es sabio y perfecto por colocar a cada persona en su sitio, en su momento, ha dado titulo al anual encuentro de costaleros que tuvo lugar en nuestra ciudad el pasado fin de semana. Un encuentro de costaleros que un año más sirvió como punto de reunión para esas personas del mundo de abajo, y que gracias a su programación nos hizo disfrutar de una jornada de mesas redondas y entrevistas que siempre tienen algo que aportar y ofrecer .
La primera mesa redonda tenia lugar en las primeras horas de la mañana, siendo esta formada por personas que por edad y experiencia gozaban de un bagaje costalero en el tiempo que quizás, hacia previsible el desarrollo de la temática e incluso los debates que podían surgir . Se veía venir, y es que el veterano nunca pondrá en valor al novato, porque el veterano lleva más tiempo y además, en sus tiempos todo era más difícil…
Batallas, anécdotas y situaciones personales y épicas se apoderaron del lado izquierdo del moderador, generando el silencio del lado opuesto de este, en el cual el más joven de la mesa no pudo aportar mucho, a pesar de que tuviese una mayor diversificación en sus conocimientos, pues había trabajado cofradías en diferentes épocas, en diferentes ciudades y con diferentes herramientas.
¿Todo tiempo pasado fue mejor? No tiene por que ser así. El costalero de hoy endiosa al costalero de ayer desde el desconocimiento, de la misma manera que el costalero de ayer pone demasiado en duda la capacidad del costalero actual, sin haber conocido lo que hay hoy debajo de los pasos.
Hay algo que es obvio, y es que el trabajo realizado en los pasos por los costaleros antiguos nos ha dejado en bandeja lo que hoy tenemos, de la misma manera que lo bueno o malo que se realice en la actualidad, es la semilla que nos ofrecerá el fruto del mañana.
En el tiempo, tal y como se mencionó en esta mesa redonda, hemos pasado del costalero que buscaba esas bolsas de comida tras recoger la cofradía al costalero que realiza su labor, simplemente porque decide ser costalero .
Admiro al costalero de antes, pero también admiro al costalero que en los años setenta tuvo la valentía de descubrir un mundo nuevo y del que desconocía su dureza. Admiro al costalero que en la actualidad necesita realizar bien su trabajo, y admiro al costalero que sin aparecer en fotos blanquinegras, también ha recogido pasos con gente de menos, sabiendo que los relevos era algo que en otras cuadrillas existía …
El costalero actual en muchas ocasiones ha tenido un aprendizaje autodidacta por la falta de enseñanza de esos compañeros con mayor experiencia, lo que implica que a buen seguro tenga errores que corregir, pero también aportan mucho a la Semana Santa, es por ello que no debemos dudar de su valor y capacidad, ya que si el costalero ha demostrado algo en el tiempo es que siempre fue capaz de adaptarse a las circunstancias para estar al servicio de las cofradías.
En el tiempo, no todo pasado tuvo que ser mejor, de hecho el tiempo debe servir para mejorar lo anteriormente realizado, por lo tanto hagamos el trabajo bien hoy, para que aquel que siga desarrollándolo mañana, pueda hacerlo aun mejor.