Adrián Zurera de la Peña.- Como todos sabemos, en menos de dos años ha surgido la formación de dos nuevos partidos políticos –Podemos y Ciudadanos- aunque el último no sea nuevo como tal. Izquierda Unida al borde de la extinción se aferra con unos escasos escaños y los partidos tradicionales decaen. Como “tiempos de cambio” catalogan muchos a esta nueva etapa política que nos ha tocado vivir.
Este término para delimitar el periodo de la historia donde nos encontramos, también puede ser a la perfección extrapolado a nuestro mundo, el de las cofradías. Claro está, esta comparación es grotesca, ya que no observamos carteles, eslóganes ni campañas publicitarias, pero poco falta. ¿A qué me refiero? Sencillo. Si estás al tanto de todas las habladurías vertidas por diferentes portales webs, tertulias de bares -cofrades o no- o simplemente del tradicional y traicionero boca a boca¬, podemos conocer de los numerosos currículums entregados no a una empresa, sino a hermandades –entiéndase este símil, de la mejor manera-.
Estos días hemos vivido destituciones de capataces, pero también vemos como otros integrantes de su mismo gremio buscan esos martillos vacantes, haciendo gala de la “profesionalidad” de su cuadrilla, del número exacto de los hombres que la integran o sus años frente a diferentes pasos, tanto de misterio como de palio. No solo se queda aquí esos puestos libres, también se busca nuevos hermanos mayores, con o sin experiencia, donde es prescindible su formación o el resto de la Junta que la conforme, al igual de las personas con la que se codea. También es necesario encontrar un nuevo Presidente de nuestra Unión de Hermandades, aunque solo tengamos dos candidatos oficiales, muchos hablan de si fulanito o menganito se presentará.
Pues todavía estás a tiempo, hay puestos vacantes por doquier. Entrega tu currículum y espera la llamada.
Foto: Lucas Álvarez