Ildefonso Roldán Macías.- Se nos avecina, la solemnidad De Cristo Rey del universo, cierre del año litúrgico, y no deja de ser curioso que dicho clausura se produzca, en lo que a cofradías se refiere, con la primera imagen que recorre la Carrera Oficial en la Semana Santa, pues además de tener función principal de instituto, la imagen del señor (la borriquita más popularmente), se encontrará el domingo en ceremonia de besapies, para la veneración de los fieles.
Aparte de este apunte, el Domingo llega a su fin el curso litúrgico, y es de recibo analizar todo lo que el mismo nos ha dejado, aunque por lo general, en términos cofrades, siempre se mira hacia el futuro, en los próximos actos que cada hermandad tiene más cercanos, ya sean en el mes de Diciembre, o incluso organizando la Cuaresma, pues en 2016 comienza más pronto de lo habitual, siendo la mayor parte en el mes de Febrero.
Aun así, como decía, creo que es momento de echar la vista a atrás y pensar cada hermandad, así como el consejo de la Unión de Hermandades, como se ha llevado este año, que cosas salieron como se esperaban, cuales mejor incluso de lo que se preveía y cuales fueron más una ilusión que una realidad.
Una vez dicho esto, creo que dejo claro a lo que me quiero referir, no solo mirar atrás a modo de repaso, como se suele hacer para recordar lo vivido, sino a modo de autocrítica para intentar continuar con el trabajo bien realizado y mejorar en los aspectos que sean necesarios, siempre a mayor gloria de Dios, claro está.
Habrá quien me diga que esto se suele hacer, (quien lo haga), con la llegada del tiempo estival, pero creo que ahora es mejor momento aún, pues en esa época, por lo general, la mente se encuentra ya en pensamientos más dados al descanso que al esfuerzo, pero en estos momentos, se puede decir, que el trabajo de una junta de gobierno y la vida ordinaria de una hermandad acaba de comenzar y hay más ganas y entusiasmo, por lo que si unimos ese ímpetu al final litúrgico y hacemos balance, estaremos más dispuestos a esa mejora a la que me refiero.
Además, sin hacer mención de nadie, todos sabemos que hay hermandades en los que la vida de la misma escasea en demasía, pero que nunca se dé nada por perdido, pues todos hemos comprobado, y no sólo con las de reciente creación, como con ilusión y empeño se consigue pasar del “olvido” a la regeneración de la misma, con la continua realización de actos de diversa índole, haciendo que la llama, cofrade, de hermandad y en definitiva de Cristo siga viva.
Yo desde estas líneas deseo todo lo mejor para todas y cada una de las hermandades, ya sean de penitencia o de gloria, agrupaciones parroquiales y consejo de nuestra ciudad, para que sigan luchando y trabajando para enaltecer cada vez más nuestra Semana Santa, nuestra iglesia, nuestro año en torno a Cristo y María, y en definitiva nuestra ciudad.