Ildefonso Roldán Macías.- A mi Esperanza de la yedra.
5 años han pasado ya, desde aquel 17 de Diciembre tan esperado en la ermita de la yedra, en el que, en el tercer día del tradicional triduo dedicado a Ntra. Sra. De la Esperanza por su onomástica, dignó con su presencia el Excelentísimo señor obispo de Asidonia-Jerez, Don José Mazuelos, así como el Delegado Diocesano de hermandades y cofradías con el cometido, además de dar predicación del culto a la santísima virgen, de dar lectura al decreto que concedía la Coronación canónica de María santísima en la advocación de Esperanza de la Yedra, un sueño y un anhelo de los hermanos y devotos desde tiempo inmemorial y que por fin desde ese momento se cumplía tan ansiado deseo, dando lugar desde entonces a una grandiosa multitud de actos y momentos en honor a María.
Desde hace cinco años y hasta el día de hoy es una lista extensa de esos momentos, los que por la hermandad de la yedra se ha ido realizando debido a esa efeméride, pero sobre todo por amor a Ntra. Sra. De la Esperanza, la cual no voy a detallar pues es por todos ya conocido todo lo que se ha generado en torno a Ella, así como lo que nos ha dejado, valga de ejemplo la obra social Cocina auto gestionada.
Esta vez quisiera recalcar lo que desde ese momento se ha incrementado en lo espiritual, pues es obvio que la devoción a Ntra. Sr. De la Esperanza se ha acrecentado más si cabe en estos últimos años, y es ahí donde he querido detenerme porque se ha conseguido que muchas personas se acerquen, se reconcilien o en definitiva se unan a María y en mi opinión es lo más importante de todo esto, además de que para eso están las hermandades, para dar culto a Cristo y María y que estos a su vez den esperanza al que a ellos acude.
Y es que cuantas personas se han acercado porque se encontraban perdidos y necesitaban quien les guiara en su camino acogidos a su eterna y perpetua ayuda, pues la santísima virgen es misericordiosa y en esos momentos en los que te sientes afligido por cualquier cosa y angustiado no hay nada mejor que acudir al refugio de María pues será quien te llene de paz, te ilumine y te llene la vida de amor, ante tanta injusticia y sacrificios, Ella siempre te socorrerá.
Cuantas madres y abuelas han ido para pedir Salud, para un familiar o alguien cercano siempre a la espera de esa mejoría, aunque se piense que no tenga remedio y anden desconsoladas, se han acercado a la santísima virgen realizando esa petición intercesora como sólo Ella es capaz, aunque también es cierto que en última instancia se suele acabar diciendo: «que sea lo que tu quieras»; mostrando esa confianza y aceptación en los designios que provienen de Dios y de la intercesión de su madre en su infinita misericordia.
Y no hay nada más cierto que, un sinfín de personas se acercan a su manto porque solo en Ella encuentran el consuelo y protección que necesitan para tanto dolor, por lo amarga que es a veces la vida y para tanto desamparo; pero ese acercamiento es porque en el fondo no hay nada ni nadie como María, que es nuestra madre eterna, madre de cristo y madre de la iglesia para que sequemos nuestras lágrimas y nos colme de gracias, nos de esperanza y nos encontremos reconfortados por muy grave que sea nuestra situación y nuestro dolor.
¿Por qué suele ser a Ella? Seguramente, como siempre se ha dicho, porque nos resulte más fácil pedir algo a una madre, quizás porque estamos más acostumbrados en general; quizás porque precisamente ella es la mejor intercesora ante Dios, o quizás porque precisamente María es ejemplo a seguir en este mundo, pues pasó por lo que posiblemente sea lo más difícil de vivir, como es la muerte de un hijo y que precisamente Ella desde el momento que lo encarnó en sus entrañas, no perdió la esperanza en lo que el altísimo designaba por muy doloroso que fuera y no lo comprendiera en su corazón.
Por todo esto es a la Dulce virgen María, Ella que fue concebida sin pecado, la cual es madre de cristo y la que con San José lo criaron en sagrada familia y les rendimos honores, a la que nos acogemos llorando en un valle lágrimas cuando no hay nada ni nadie que nos ayude y nos encontramos solos, en la Santísima virgen encontramos piedad y la luz al final del camino porque ella es La Esperanza.
5 años han pasado ya desde la lectura del decreto de coronación canónica y es tanto lo que la Santísima virgen nos ha aportado, que todo lo demás queda insignificante ante su inmensa gloria pues no hay nada más grandioso que ese soplo de esperanza que nos aporta su presencia cuando nos encontramos ante su penetrante mirada y es que sin esperanza no hay vida, pues la propia vida es un camino de esperanza, además como ya se dijera
«Con la esperanza se ve lo invisible, se siente lo intangible y se logra lo imposible.»