Ildefonso Roldán Macias.- Un año más se nos presenta el mes de Noviembre ante nosotros, como ya comentó también el compañero Adrián; una vez más el año nos muestra de nuevo a su inminente final, tanto en el calendario actual, al ser su penúltimo mes, como en lo litúrgico, que termina con la solemnidad de Cristo Rey del Universo, el próximo Domingo día 22, con la esperanza puesta en la vida eterna.
Un año más comienza el mes en el que disponemos de más horas de oscuridad, y que suele ser conocido en su generalidad por el mes de los difuntos, debido a la conmemoración de los fieles difuntos, que tiene lugar cada año en la Iglesia Católica cada dos de Noviembre, para orar y rogar por los fallecidos durante el último año y a los que no se encuentran en estado de purificación, no pudiendo gozar aún del descanso eterno; conmemoración, ésta, que se suele hacer extensible a todo el mes.
Un año más llega el noveno mes del calendario romano (de ahí su designación en latín), cargado de sus tópicos, como el debate de los últimos lustros por la “proliferación” de la celebración de Halloween en nuestro país, como si fuese algo novedoso nunca celebrado, cuando lo novedoso en todo caso es en la forma que no en el contenido, forma debida principalmente al cine proveniente de EE.UU. en las últimas décadas del pasado siglo, sobre todo a directores como John Carpenter o Tim Burton.
Y al igual que José Ángel mencionó en su artículo de lo absurdo que resultaba la idea de una comunión civil, de igual manera resulta inadmisible en dicho debate el indicar, <<No celebro Halloween porque soy español>>, ya que en ambos casos se muestra una falta de conocimientos ante lo que se está exponiendo, cosa que en los últimos años si es muy español, por desgracia.
Como ya muchos saben, dicha festividad no es Americana, pues hay que recordar que es un Continente colonizado, de una forma u otra, por países Europeos y que por tanto su cultura y costumbres actuales son provenientes de otros países y culturas; de hecho esta celebración es de origen celta, pueblo que residió en España en la zona Noroeste (de ahí la incongruencia de decir que no es español) a la que llamaba Samhain.
Samhain era la festividad más importante del periodo pagano que servía como celebración del final de la temporada de cosechas y considerada como el Año Nuevo Celta, que comenzaba con la estación oscura. Es tanto una fiesta de transición (el paso de un año a otro) como de apertura al otro mundo. Su etimología es gaélica y significa ‘fin del verano’, es decir pregunten a un gallego desde cuando realiza esta celebración, y que si lo hacen no son españoles.
Además de esto, también es una celebración propiamente nuestra, la Noche de ánimas, aunque el Samhain y Halloween es la noche del 31 de octubre y ésta la noche siguiente, pero como dije antes pregunten a alguien que la realice o infórmense en que consiste, y como se cuentan relatos que causan terror a niños y niñas, o como se decora calabazas con velas o incluso melones o sandias para guiar a esas almas a encontrar el camino de la luz eterna.
Una vez dicho esto se demuestra que es más español que americano, pero el poder hace que hasta las celebraciones de otros lugares las hagas tuya y la modifiques, siempre con una idea más superficial y más comercial, por supuesto, al igual que ocurre con la Navidad.
Sin embargo, también es cierto que el Samhain es pagano, por tanto si se podría decir «No celebro Halloween porque soy Católico», y mucho menos una comunidad, (en sus diversas variantes), de carácter religioso, debiendo dar solemnidad a Todos los Santos el día uno, para luego tener una Noche de ánimas y orar y rogar por nuestros difuntos al día siguiente.
Eso sería lo correcto según nuestra Fe, lo otro solo es incultura y dar pie a la sociedad laica para que nos miren como personas no formadas culturalmente, como muchos ven a los creyentes, algo que a mí personalmente me tiene harto cansado, de ahí esta exposición.
Por otro lado, a modo de reflexión final, celebren o no dicha fiesta, no quieran imponer nada al otro porque al fin y al cabo, ni en un caso ni en otro se hace daño a nadie, por tanto <<No juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados. >> (Lucas 6,37).