Alejandro Fernández Álvarez.- Definición popular de cofrade: «todo aquel al que le gusta mas un paso que a un tonto un lápiz».
Inicio de esta forma tan particular, nuestro «Palquillo» de esta semana porque a mi modesto entender es de lo que nos tachan. De solo querer pasear a nuestras imágenes por llevar tal banda y para que el paso haga tantos izquierdos seguidos como compases de marcha.
Si, es la realidad. La triste y cruel realidad.
Y digo esto porque me viene como anillo al dedo, la situación que se ha creado a raíz de la petición de nuestro obispado, para que el Señor de las Misericordias -titular de la Hermandad de la Candelaria- presida, los actos de apertura en la Santa Iglesia Catedral en poco menos de un mes, del proclamado por el Papa Francisco: «Año de la Misericordia».
Claro que no me parece mala idea que la imagen sea epicentro de estos actos -aunque ciertamente yo hubiera sido un poco mas original- pero lo que no concibo realmente, es la forma de proclamar la idea.
Imaginen que ustedes asisten a una entrevista de trabajo -tan habitual en muchos- y salen de la misma. El encargado de realizarla le comenta que usted será el primero en saber si lo han elegido pues lo llamaran para tal efecto. A la salida de la oficina se encuentra con la sorpresa de que en esa misma empresa trabaja el amigo «Menganito» y le desea mucha suerte y que espera que le escojan. Pasan los días y las horas hasta que un día por la calle se encuentra otra vez a «Menganito» que le dice: «¡Oye enhorabuena!». La cara de sorpresa e incógnita sería mayúscula. «¿Enhorabuena por qué?». «¿Por qué va a ser hombre? La semana que viene empiezas a trabajar con nosotros. ¿No te han llamado? Es que el jefe se lo ha dicho a todos los empleados de la oficina mientras que desayunábamos.» A continuación el entusiasmo pasa por nuestra mente suponiendo la incorporación, pero la cara de tonto no te la quita nadie. La falta de seriedad en la empresa es palpable.
Pues eso es lo que intuyo que le pasaría a muchos hermanos de la Hermandad de la Candelaria en la jornada de ayer. El enterarse por los medios de la solicitud del obispado, los dejaría un poco «descuadrados» pasando a «cabreados». Les sigo poniendo en situación: que un hermano que asiste a los cultos de su hermandad, participa en muchos de sus actos y esté al día en las cuotas, se tenga enterar de lo que ocurre a través de los medios es algo mediocre.
La diferencia en los medios de comunicación, está muchas veces en saber donde está el límite de todo lo que escribimos a través de nuestros portales webs, incluso muchas veces a través de las propias redes sociales.
El dar por hecho no lo es todo. Aunque la petición venga desde la Plaza del Arroyo, la diferencia entre el condicional y el futuro simple es bastante amplia.
Fundamentalmente por respeto a los hermanos, que tendrán que decidir en un Cabildo Extraordinario observando objetivamente «pros» y «contras» de esta historia.
Porque: ¿y si se decide que no?
He ahí la cuestión…