Algunos que me estén leyendo en estos momentos, se habrán fijado alguna vez en la particularidad de nuestro logo. Y les digo esto, porque estoy seguro que muchos no conocerán al personaje que se esconde tras nuestra «P». Les reconozco que cuando el bueno de nuestro amigo Lorenzo Otero me presentó esta magnífica obra de arte, sentí un poco de vértigo, pero al mismo tiempo me di cuenta que era el mejor homenaje que podría tener una persona, -un personaje- de la categoría que se nos presentaba.
Bondad. Eso es lo que nos transmitía el bueno de «Manolito» con sus acciones y gestos.
Aún recuerdo cuando muchas tardes, me lo encontraba bajando la Porvera cualquier Domingo de Cuaresma y, a los cinco minutos, lo situabas en otra ubicación diferente, haciéndote saber que se había encontrado con tu padre, tu tía o tu vecina. Era un don apto solo para privilegiados como él.
Ayer que se cumplían diez años de tu marcha a la eternidad cofradiera -como corre el tiempo- te recordábamos y tenemos que decirte que seguimos echándote de menos. Me pregunto que pensarías si aún estuvieras aquí y vieras este autorretrato vestido de pertiguero eterno. Estoy seguro que visitarías todas las webs cofrades a diario y no digo nada de fútbol porque seguro que alternarias los partidos de los «Xereces». No sé si te gustaría tantos cambios de Carrera Oficial e intuyo casi seguro que no te perderías ninguna de las hermandades que se encuentran en las puntas del Jerez más de barrio. Afirmo taxativamente que serías el «fan» número 1 de la «Sentencia» que acompaña a tu Señor del Huerto cada Jueves Santo y que, hubieras disfrutado como un niño chico la salida extraordinaria de tu cofradía el pasado mes de Octubre.
Son tantas cosas que contar…
Lo que sí estamos seguros es de algo. Que allá por la Cuaresma, cuando los inciensos se prestan más fuertes en nuestros templos y el olor a «Luis XIII» impregna los salones de hermandad, allá en la puerta de Santo Domingo brilla una estrella, que nos recuerda que la papeleta de sitio de uno de los grandes, solo tiene un número: el 1, el de Manuel Mesa Román, nuestro «Manolito».
P.D.- La magnífica fotografía es del bueno de Jesús Salido.