«El encanto de lo peculiar (Apología por ‘El Duelo’)» por Alejandro Fernández Álvarez
Probablemente haya sido el tema mas discutido de estos días, cofradieramente hablando claro.
La inigualable estampa que nos han regalado los cofrades del Calvario, mostrándonos a la mismísima Virgen de la Piedad como eje central de su maravilloso palio, ha dado pie a muchísimos comentarios de diversa índole, pero uno de los a buen seguro se habrán escuchado, ha sido aquel que nos habla de que la dolorosa, gusta mas sola, sin el acompañamiento del duelo.
Los que ya pasamos la treintena de años, vivimos esta salida extraordinaria como un regreso al pasado. El olor de la cera quemaba emulaba al tintineo sugerente de las bambalinas que de pequeño siempre nos habían maravillado. Ese hermoso palio de las hermanas Antúnez es y será de las joyas que muchos no recuerdan tenerlas en Jerez. Bendito el día que llegaron para ser fiel arropo de la Santísima Virgen en su pena.
Pero ese regreso al pasado como les digo, no debe dejar enturbiar lo claro y evidente. El espectacular conjunto que forma la imagen junto a San Juan y las tres «Marías» es único e inigualable. No hay nada que sea tan personal como «El Duelo». Si me apuran, creo que es un reflejo del Jerez mas puro, el que nos hace recordar que la Semana Santa de nuestra ciudad, es de las grandes, porque el patrimonio es increíble. Al movimiento que la Santísima Virgen posee, no le cabe mas otra cosa que el abrazo propio del discípulo amado, que a su vez arropa el llanto de la que suspira y solloza en el Calvario.
Es por eso, que por mucho que digan y digan, esa mano de San Juan no debe faltar nunca. Esa mano del amor mas puro y eterno, que se puede tener a una madre. Nuestra MADRE.