Hermandad de la Vera Cruz.- Debido a la enorme veneración que se profesa a Nuestra Señora de las Lágrimas, se van sucediendo los donativos que para su debido decoro aportan hermanos y devotos.
Este es el caso de dos hermosas piezas donadas en las últimas semanas. Se trata de una ráfaga o aureola de plata de ley dorada de finales del S. XIX en la que se distribuyen como elementos decorativos, distintos atributos de la pasión de Nuestro Señor, dispuestos en torno a un motivo central de cuarzos citrinos. Otro devoto ha donado una espléndida saya del S. XVIII, bordada en oro y sedas de colores sobre soporte crema de este último material. La magnífica restauración de tan antiguos bordados ha corrido a cargo del taller del bordador jerezano Fernando Calderón, a quien felicitamos por su concienzudo trabajo.
La imagen no se venera por ella misma, sino por lo que representa y la bendita imagen de Nuestra Señora de las Lágrimas supone: traducción iconográfica del mensaje evangélico; signo santo que tiene a Cristo como último referente; ayuda en la oración; estímulo para su imitación y una forma de catequesis, puesto que a través de Ella el pueblo es instruido y confirmado en la fe, recibiendo los medios para recordar y meditar asiduamente los artículos de fe.
Por ello son de agradecer estos donativos que permiten la expresión de la piedad popular según los cánones de la cultura y la multiplicidad de las artes y ayudan a los fieles a colocarse delante de los misterios de la fe cristiana.