En nuestra ciudad ocurren cosas mágicas una vez al año, sólo durante una noche, en la que todo cobra su sentido. Tras una jornada de Jueves Santo nos adentramos de lleno en la Noche de Jesús como la conocemos los de toda la vida.
El Silencio se hizo en San Miguel, y es que la Hermandad del Santo Crucifijo es la única que sabe hacer callar a la gente cuando transita por las calles del centro de Jerez. Es una delicia poder ver el cortejo al completo y ver el detalle todas sus insigneas. Sin lugar a dudas, estamos ante uno de los mejores crucificados de la ciudad, que estaba bellamente exornados con lirios. Otra de las joyas de Jerez es el palio de la Virgen de la Encarnación. Todo es perfecto, porque todo se cuida con detalle, no podemos decir lo mismo del público de la noche, que cuando transitaba esta cofradía por la calle Caballero era de todo menos de respeto.
Y del silencio de San Miguel, pasamos al tradicionalismo de Jesús. Decir la Noche de Jesús es hablar del Nazareno, es hablar de tradición jerezana que lucha por seguir manteniéndose en su línea.
La Hermandad de las Cinco Llagas volvió a ponerse a las calles estrenando un nuevo puesto en la jornada. Los nazarenos de rigura penitencia vistiendo túnica blanca nos redescubrió a la virgen de la Esperanza tras la acertada restauración.
Desde el barrio de Santiago volvimos a disfrutar de la Hermandad de la Buena Muerte de Cristo. La seriedad de al cofradía, nos muestra que en Jerez también encontramos hermandades de penitencia.
Y el culmen a la Noche de Jesús es la Mañana de la Esperanza, no se entiende la Yedra sin la madrugá ni las primeras horas de la mañana en la calle Sol. Una hermandad que siempre va acompañada allá por donde vaya, al fin pudimos disfrutar de la túnica del Señor de la Sentencia una de las joyas de la Semana Santa de Jerez. De los puntos donde se puede ver a la Hermandad, es su llegada a San Pedro donde fue recibida por la Hermandad de Loreto.