Cuando el Domingo de Ramos alborota con sus luces el día, se nota, se presagia que es una jornada totalmente distinta. Hasta los naranjos, despojados de sus azahares mas cuaresmales que «semanasanteros», parecían repartir un aroma distinto con el verdor de sus hojas.
Todo comienza verdaderamente y todo termina, en estas primeras horas tan completas, que lo mismo vemos a Cristo entrando triunfalmente en Jerusalén, que fallecido en los brazos de su madre.
Por San Marcos, el rubio presagio de las palmas que antecedían a Cristo Rey, nos marcaban la enorme explosión de júbilo ante nuestras cofradías, que tiene su punto de mira puestos en la Virgen de la Estrella, rosa gubiada de manera intensa por Sebastián Santos. Lo difícil de mantener una cofradía con tantos jóvenes, es precisamente eso: mantenerse. Los cofrades de San José oscilan siempre un gran número de nazarenos, no pasando desapercibida esta circunstancia, que nos habla de cofradía grande, como grande fue el caminar de sus dos pasos -destacando el paso de misterio- que junto a la Banda de Cornetas y Tambores Nuestro Padre Jesús Cautivo de Málaga, forman un conjunto peculiar y característico, con un sabor único e inigualable.
Con el asfalto hirviendo desde que los primeros nazarenos pusieran los pies en la calle, la Hermandad de Pasión regaló momentos exquisitos. La calor hacía mella en distintos puntos de su itinerario, donde la colaboración del personal externo a la cofradía fue fundamental. La tarde estaba metida en agua, pero en botellas. En su paso de misterio, pudimos contemplar como el escultor Antonio Jesús Dubé Herdugo, ha finalizado el conjunto escultórico, teniendo previsto este estreno para 2020, dando la sorpresa de la jornada en cuanto a estrenos se refiere. Destacamos también el exorno floral que nos mostraba el paso, al que habrá que darle alguna vuelta que otra, para que el Señor destaque un poco más en la escena. Aun así, la guinda la ponía el magnífico andar cadencioso del mismo, que ordenaba Ezequiel Simancas.
Con la llegada de las cofradías nuevas, algunas parecen que llevaran toda la vida en esta jornada. Nos referimos a la Hermandad del Perdón. Asentada en el Domingo de Ramos, debemos destacar el incremento en su cortejo de todos aquellos que deciden revestirse con el hábito nazareno de la corporación.
Nos gusta que las hermandades crezcan, eso hace mas grande aun la Semana Santa de Jerez y hacen entender que las decisiones que se toman muchas veces, son para el bien de las cofradías, aunque haya daños colaterales.
Deseosos estamos de poder contemplar el misterio que Lourdes Hernández va a regalarnos para con esta impactante talla de Francisco Pinto, los candelabros laterales que se han estrenado este año, arropan un poco mas a la imagen del crucificado.
Si hay algo que destacar en el transcurrir de la cofradía, es precisamente el final y su culmen con la Virgen del Perpetuo Socorro, exquisitamente ataviada por un gran genio: José Carlos Gutiérrez, catalogados por muchos como el mejor vestidor de la Semana Santa de Jerez, la provincia y Andalucía. Lo que está claro, que para hacerlo de esa manera ha debido tener un buen maestro y algo mas: querer mucho a la Madre de Dios.
De una cofradía con corte romántico, volvemos a vibrar con el inigualable sabor que nos regala la Hermandad del Transporte. Es un clásico de esta jornada de contrapuntos intrínsecos. De esos que nos llegan por los cuatro costados. Sin duda, el caminar de su paso de misterio atrae a mucha gente que se deja envolver por el embrujo de la mirada del Señor del Consuelo. Destacar por supuesto el inigualable acompañamiento de la Banda del Rosario de Cádiz, que hace que esta escena innata tome vida con sus sones.
La cofradía la cierra con su aroma dulce Madre de Dios de la Misericordia, la que con su tenue rostro moreno enamora a cualquiera con tan solo mirarla.
Mas sabores del Domingo de Ramos. El que nos ofrece la Hermandad de la Coronación, que nos mostraba una impactante reforma en su paso misterio totalmente acertada. Le da mas empaque y categoría a todo el conjunto que acompaña al Señor de la Coronación que recién restaurado resalta mas aun.
La cofradía luce mucho durante todo su recorrido, pero especialmente en su transcurrir por el barrio de San Pedro, donde la Virgen de la Paz se hace ascua de luz que brilla por encima de todo. Con dulzura se nos muestra, el impactante rostro de esta bella dolorosa.
El Omega de la jornada, lo pone el triste llanto de la Santísima Virgen de las Angustias que camina en su dulce vaivén de emociones en el silencio de la noche, roto solo por el trinar de las angelicales voces de la escolanía que alivia el pesar de la Madre de Dios. Lástima que se haya perdido momentos íntimos como el de San Miguel, por donde la cofradía pasa sin que abran las puertas del templo parroquial. Una auténtica lástima, ya vendrán tiempos mejores.