Estimados hermanos:
Comenzamos una nueva Semana Santa en un momento excepcional, como consecuencia de la crisis sanitaria que estamos padeciendo, y en la que las autoridades nos han apremiado a permanecer en casa desde hace unas semanas.
Ha sido difícil para todos tener que afrontar esta situación. Por eso, os damos la gracias por el comportamiento ejemplar que venís demostrando en estos días de confinamiento. Porque estáis manifestando vuestro compromiso cristiano y ciudadano al priorizar lo más importante en estos momentos: la salud y la vida. Gracias por dar este testimonio que engrandece aún más a nuestra Hermandad, y del que nos sentimos especialmente orgullosos.
Mientras continúe esta situación de emergencia nuestra obligación debe ser respetar y cumplir con nuestro deber de quedarnos en casa. Pero también dar respuesta a las necesidades de los que lo están pasando peor. No sólo las personas afectadas por el virus, sino también las personas impedidas, las que viven solas, las que están luchando contra esta enfermedad desde todos los frentes, y aquéllas que ya estaban necesitadas antes de la pandemia, y que serán las más duramente golpeadas por las consecuencias económicas y laborales de esta crisis.
Desde la Bolsa de Caridad “Padre Anselmo” estamos volcados en estos días con estas necesidades, apoyando económicamente y suministrando alimentos al Hogar San Juan, a Cáritas y a la labor caritativa que está llevando a cabo la Hermandad de la Lanzada.
Debemos tomar conciencia de nuestro papel activo en la superación de esta crisis: considerar que nuestra condición de cristianos nos exige amar y cuidar siempre al prójimo. Y eso se consigue en estos momentos cumpliendo las indicaciones de las autoridades sanitarias, y con gestos tan simples como llamar a tus familiares y amigos para hablar con ellos, evitar reproches y descontentos, y valorar lo que de verdad es importante.
También dedicando tiempo a nosotros mismos en este confinamiento. Aprovechemos cada minuto en enriquecernos espiritual e intelectualmente para ser aún mejores cristianos y personas en todos los ámbitos de nuestras vidas.
Nuestra responsabilidad nos llevará a quedarnos en casa el Viernes Santo, pero viviremos la Semana Santa desde la intimidad y el recogimiento de nuestros hogares, mostrando nuestra condición de cristianos maduros que celebrarán la Pasión, Muerte y Resurrección de Nuestro Señor con la profundidad de siempre, pero en otro contexto.
Por eso, os invitaría a que convirtamos este tiempo de incertidumbre y angustia en una ocasión para la esperanza: tenemos la oportunidad de centrarnos más en Dios y acentuar nuestra vida espiritual durante la Semana Santa, un tiempo litúrgico para que reflexionemos de otra manera sobre los principales misterios de nuestra fe.
Para facilitaros todo ello la Hermandad pone a vuestra disposición estos días dos medios complementarios, que se concretan en las dos iniciativas que os paso a detallar.
El primer medio es el ejercicio de la caridad. En la Hermandad no hemos realizado el reparto de papeletas de sitio. Pero en esta situación, nuestro principal interés está en ayudar a los que más lo necesitan en estos momentos. Por eso, os pedimos que aquel que voluntariamente pueda y quiera, proceda a donar esa cantidad simbólica de la papeleta de sitio (u otra que estime oportuna) para contribuir a atender, a través de la Bolsa de Caridad, las peticiones de ayuda que estamos recibiendo. Os rogamos que, para realizar este donativo de una papeleta de sitio solidaria, os pongáis en contacto con nosotros, por correo electrónico en la dirección: hermandad@loretojerez.com , o por WhatsApp en el número de móvil corporativo: 699 350 672, para indicaros cómo realizar esta gestión.
El segundo medio es la oración y la celebración de nuestra fe. Estos días os estamos haciendo llegar distintos materiales (de igual forma que lo hemos hecho en Cuaresma), para poder participar en las celebraciones litúrgicas de cada día, y para intensificar nuestra oración personal y familiar, unidos como Hermandad en la distancia. Y lo seguiremos haciendo junto con sugerencias de prácticas de piedad como el rezo del rosario, o del viacrucis. Porque tenemos que preparar nuestro espíritu para poder unirnos en la gran celebración de la Resurrección, la que da sentido a nuestra fe.
Estamos convencidos de que, después de este tiempo de confinamiento, saldremos todos, de alguna u otra forma, cambiados. Probablemente empecemos a dar más valor a las cosas que realmente lo tienen, a ser personas más sencillas y humildes, a preocuparnos más de nuestra familia, a vivir la fe de manera más auténtica y comprometida… Ésa habrá sido nuestra particular cruz, nuestra particular Cuaresma y Semana Santa, nuestro particular desierto, nuestra particular penitencia…
Por eso, ofrezcamos nuestras limitaciones, nuestras dudas e incertidumbres, nuestras incomodidades… de este tiempo al Señor, renovando nuestra confianza en Él.
Veneremos especialmente la Cruz de Cristo en la que nos vemos reflejados en estos días de padecimiento. Porque sabemos que la Cruz es el único camino hacia el Cielo.
Y acudamos a la protección e intercesión de Nuestra Señora, implorando su auxilio, porque sabemos que con Ella nunca nos encontraremos desamparados.
Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios. No desoigas nuestras súplicas en las necesidades que os presentamos. Antes bien, líbranos siempre de todo peligro, Virgen Gloriosa y Bendita. Amén.