El Diccionario de la Lengua Española, muy útil para ciertas ocasiones, en su definición de ausencia destaca la última de las opciones con las que utilizar dicha palabra “brilla por su ausencia: No estar presente en el lugar u ocasión en que era de esperar.”. Por desgracia, o por suerte según se mire, esto es más frecuente de lo normal en el mundo de nuestras cofradías. Las ausencias son más notables en determinados actos de la hermandad como lo son un Triduo o una salida procesional, son las de las personas que se han comprometido con su hermandad para realizar una tarea determinada.
La falta de compromiso es la que motiva dichas ausencias, comenzando por no ir a las misas que organiza la hermandad, las conferencias, las convivencias, las representaciones…etc. Las ausencias pueden ser de dos tipos: las que están justificadas, por falta de tiempo o temas laborales, y las que no lo están porque la pereza se adueña de las ganas de trabajar. Una hermandad no es un juego, no es un entretenimiento, una hermandad es un compromiso con la Iglesia, en una hermandad se hace Iglesia. Una persona es consciente de lo que supone estar en una Junta de Gobierno, porque para eso sabe que hay que hacer durante cuatro años algunos sacrificios en la vida de cada uno, hay que recordar que el mayor sacrificio que se ha realizado fue el de Cristo, que murió por concedernos a nosotros la salvación de nuestras almas.
Estas son las ausencias que hay que erradicar de nuestras cofradías si queremos que las mismas perduren en el futuro, en caso contrario serán pasto del presente. Afortunadamente esas ausencias no suelen ser eternas, siempre se cubre con otro hermano que vive su hermandad sin que nadie se lo pida, sin recibir nada a cambio. A lo mejor hay que estar atento porque nunca sabes quien te va a sorprender.