Alejandro Ivison Castaño.- Llevo tiempo rondando la idea de dedicar un artículo al pregonero, a mi buen amigo Pepe Vegazo, mucho tiempo pensando de qué poder decir sobre él. Son tantas las cosas que pasan por mi mente que llenaría varias páginas contando anécdotas y situaciones que hemos vivido juntos, pero no es eso lo que pretendo, sino aprovechar estas líneas para felicitarlo por su nombramiento y aprovechar para agradecer tanto como Pepe me ha aportado en el mundo de las cofradías.
Ha llovido mucho desde el día que nos conocimos, cuando los dos éramos muy jóvenes, nuestros cuerpos lucían algunos kilos menos, y nuestros cabellos eran más abundantes., y, sobre todo, cuando nuestras ideas la mayoría de las veces solían ser un poco radicales, lo que te hizo ganarte el apodo de “Radical”en el mundo de las cofradías.
Pero ese apodo se fue diluyendo con el tiempo, a medida que pasaban los años y empezabas a ver las Hermandades como lo que son, o por lo menos lo que debieran ser, instituciones donde deberíamos tratar a los demás como nuestros hermanos y donde desarrollamos una labor de servicio a la Iglesia.
Cuando con la edad dejamos atrás la vida de estudiante y cambiamos las noches en vela por noches de trabajo en la Hermandad y de Junta de Gobierno tuve la suerte de aprender de ti esa capacidad de servicio que mostrabas ya no sólo con nuestra Hermandad, sino con todas aquellas Hermandades que de alguna u otra manera requerían algo de ti .
Toda esta labor que has desarrollado a lo largo de estos años me ha hecho darme cuenta que realmente se recoge lo que se ha sembrado. y eso es lo que te ha pasado amigo mío.
Pese a tu corta edad, ha sido mucho lo que has sembrado, y lo que has hecho no ha sido más que recoger el abundante y buen fruto de todo aquello que has ido sembrando.
Han sido muchas las Hermandades que, desde que fuiste nombrado pregonero han querido felicitarte, agasajarte y homenajearte demostrándote así su cariño, su apoyo, y seguro también su agradecimiento. Han sido tantos los actos a los que has asistido que muchos se preguntaban si llegarías a terminar el pregón a tiempo.
Y ahora, cuando quedan tan pocos días para el pregón, sólo quería sumarme a esas muestras de felicidad y agradecimiento público que te han mostrado todos, deseándote suerte para el próximo domingo, aunque sé que no la vas a necesitar, porque cuando las cosas se hacen con el corazón y desde el cariño, como tu las has hecho siempre, la suerte deja de ser algo necesario. Así que lo que deseo de todo corazón, es que el próximo domingo disfrutes del pregón tanto como lo haremos todos los cofrades.