Las circunstancias que se han dado para que la Procesión Magna no se llevara a cabo en la jornada del próximo sábado 12 son sin duda excepcionales. Las formas están cambiando y todo lo que se cuece en el entorno de las hermandades va con los tiempos, bueno más bien podríamos decir con el tiempo y no el metereológico.
Mucho se compara la cita mariana con aquella del 2000, la que muchos tildaron de milagrosa, pero si analizamos concienzudamente podemos valorarla en los mismos términos descritos en la jornada del Sábado Santo.
Los cofrades nos ponemos nerviosos cuando se nos habla de organizar algo tan enorme como una Procesión Magna y menos cuando realmente hemos dispuesto de muy poco tiempo.
Pero así son las cosas y regresando a las facetas a las que nos referíamos anteriormente, debemos destacar que casi que se han calcado. Por aquel entonces el recordado Rafael Bellido Caro estuvo a punto de cargarse el invento a pocos días vista, pero como buen Pastor ha guiado a sus ovejas con el báculo, poniendo la calma ante los dolores de cabeza que los responsables de las hermandades llevaban a una citación que prometía ser dura, muy presumiblemente con todas las razones recubiertas de verdad.
¿Y ahora qué? ¿Ante el baculazo de D. José quién es capaz de moverse? ¿Quién le echa cuenta a las bandas o a los visitantes? ¿Nos hemos desviado de lo verdaderamente importante que es honrar a la Madre de Dios?
Habemus Magna señores y veremos quien se mueve ahora, si alguien lo hace claro.